APOLO Y DAFNE
Cuenta el mito de Apolo y Dafne, que Apolo quiso competir con Eros
en el arte de lanzar flechas. Eros, molesto por la arrogancia de Apolo,
ideó vengarse de él y para ello le arrojó una flecha de oro, que
causaba un amor inmediato a quien hiriere. También hirió a la ninfa
Dafne con una flecha de plomo, que causaba el rechazo amoroso. Así que
cuando Apolo vio un día a Dafne
se sintió herido de amor y se lanzó en su persecución. Pero Dafne, que
sufría el efecto contrario, huyó de él. Y la ninfa corrió y corrió hasta
que agotada pidió ayuda a su padre, el río Peneo, el cual determinó
convertir a Dafne en laurel. Cuando Apolo alcanzó a Dafne, ésta iniciaba
la transformación: su cuerpo se cubrió de dura corteza, sus pies fueron
raíces que se hincaban en el suelo y su cabello se llenó de hojas.
Apolo se abrazó al árbol y se echó a llorar. Y dijo: Puesto que no
puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre
verdes, coronarán las cabezas de las gentes en señal de vencedor.
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